Placa de piedra de Istria con el logo de Olivetti
El arquitecto Carlo Scarpa decoró en 1956, tras recibir el premio nacional Olivetti de arquitectura, en la plaza de San Marcos de Venecia, su ciudad natal, la sala de exposición y ventas de la firma.
La solución adoptada por Scarpa aglutina todas las constantes de su obra: integración entre el repertorio actual y tradicional y búsqueda de la perfección cualitativa. En ella confluyen aportaciones de Wright y Kahn, de los antiguos y los contemporáneos, filtrados por una sensibilidad artesanal muy personal, que permite insertar una propuesta moderna en un ambiente histórico.
Los huecos de cristal tallado hacen de frontera translúcida entre el interior y el exterior. De este modo, la espacialidad de la tienda interactúa con la de la plaza y viceversa.
Los huecos de cristal tallado hacen de frontera translúcida entre el interior y el exterior. De este modo, la espacialidad de la tienda interactúa con la de la plaza y viceversa.
El diseño del pavimento, una "terraza" a la veneciana compuesta por teselas de de vidrio, se inspira en una acuarela de Paul Klee.
Cada una de las losas de piedra aurisina que forman la escalera es independiente de las demás, preservando la ligereza del diseño.
Ahora que parece estar tan de moda hablar de "experiencia de compra" tal vez sería conveniente seguir el ejemplo de algunos maestros del pasado, capaces de proporcionar una verdadera experiencia al visitante sin necesidad de artificio alguno, sólo mediante el buen hacer y la coherencia, tanto con el entorno, como con el producto que se pretende mostrar. El espacio es en sí un reclamo. No es necesario rociar al viandante con perfume para que visite el establecimiento, ni que modelos fornidos le inviten a entrar.
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